Un inciso al día a día

Los años le pesaban, pero una ama de casa cuidaba el hogar pese a la lumbalgia. Daba vueltas por la cocina ,pavoneándose con sus bien entrados taitantos, mientras, secaba la copa vacía de vino. Llegó a la cabecera de la mesa y le hizo una carantoña al marido, éste continuó leyendo el periódico del día. De cara a la ventana levantó la copa hacia la luz comprobando el destello del cristal, cuando la posó sobre la mesa vio que algo brillaba también en la muñeca del hombre.
-¿Y esto? ¿De dónde sacaste esto?- dijo nerviosa cayéndosele el trapo al suelo. Era una pulsera fina y elegante. Estaba formada por un brazalete de plata y dos bolas doradas, una en cada extremo. Parecía de bastante valor, de joyerías caras. El escándalo venía por la última característica, y es que aquella joya era bastante femenina.- ¡Esto no es tuyo, Javier! ¿De dónde diablos lo sacaste?
-Me lo dio una mujer.
Dios mío, su marido la engañaba. El mundo se le vino abajo y la copa también. El hombre pegó un salto.
-¡María! ¿Pero qué coño haces?- Javier se levantó a recoger los cristales antes de que alguien pisara aquel estropicio.
-¿Que qué hago? ¡¿Que qué hago?!- María, angustiada, empezó a moverse y a dar saltos por la cocina.- ¡Me dices que me engañas! Además así, de ese modo, con sarna y con salero, ¡olé! como si fuese lo más normal en este mundo para ti. ¡Pues no lo es! ¿Cómo me haces esto? ¿Es que ya no sientes lo mismo por mí?¿Cuándo terminó nuestro amor, Javier?- Suspiró y se dejó caer de culo en el suelo frío, por suerte, ya sin cristales. Su marido se acercó riéndose y se sentó a su lado.- ¡¿De qué te ríes, maldito?!
-La mujer que me la dio fue Julia, la de la joyería de la plaza, se la compré. Es la que habías visto en el escaparate hará unos meses ¿te acuerdas?- María se ajustó las gafas y estiró el vestido.- Pensaba darte una sorpresa por tu cumpleaños...- interrumpiéndole, le sacó la pulsera. Se la puso, alzó la mano, la miró, la remiró y se cruzó de brazos.
-Es bonita.- murmuró.
-¿Es bonita? ¿Sólo eso? ¡¿Sabes lo que me costó?!
-Está muy mona, pero con el susto que me has dado se queda en bonita.
Javier sonrió y le dio un beso en la mejilla a su mujer. Alcanzó el bastón que había colgado del borde de la mesa y con él se ayudó a incorporarse, luego le echó una mano a María.
Entonces la rutina siguió. María acabó de fregar los platos y se fue a ver el programa de Ana Rosa. Javier siguió leyendo el periódico en la cocina.

El verano se derritió

¿Que por qué lo sé? Por que junio, julio y agosto fueron un cubito de hielo este año. Dando unos cuantos tumbos por Coruña durante el invierno, aportaremos el suficiente calor para construir los cimientos de los dieciocho. Este mes empezaréis a derretirme el verano.