"Que viva la ciencia,
Que viva la poesia!

Que viva siento mi lengua
Cuando tu lengua está sobre la lengua mía!
El agua esta en el barro,
El barro en el ladrillo,
El ladrillo está en la pared
Y en la pared tu fotografia.
Es cierto que no hay arte sin emoción,
Y que no hay precisión sin artesania.
Como tampoco hay guitarras sin tecnología.
Tecnología del nylon para las primas,
Tecnología del metal para el clavijero.
La prensa, la gubia y el barniz:
Las herramientas de un carpintero.
El cantautor y su computadora,
El pastor y su afeitadora,
El despertador que ya está anunciando la aurora,
Y en el telescopio se demora la última estrella.
La maquina la hace el hombre...
Y es lo que el hombre hace con ella.
El arado, la rueda, el molino,
La mesa en que apoyo el vaso de vino,
Las curvas de la montaña rusa,
La semicorchea y hasta la semifusa,
El , los ordenadores y los espejos,
Los lentes para ver de cerca y de lejos,
La cucha del perro, la mantequilla,
La yerba, el mate y la bombilla.
Estás conmigo,
Estamos cantando a la sombra de nuestra parra.
Una canción que dice que uno sólo conserva lo que no amarra.
Y sin tenerte, te tengo a vos y tengo a mi guitarra.
Hay cines,
Hay trenes,
Hay cacerolas,
Hay fórmulas hasta para describir la espiral de una caracola,
Hay más: hay tráfico,
Créditos,
Cláusulas,
Salas vip,
Hay cápsulas hipnóticas y tomografias computarizadas,
Hay condiciones para la constitución de una sociedad limitada,
Hay biberones y hay obúses,
Hay tabúes,
Hay besos,
Hay hambre y hay sobrepeso,
Hay curas de sueño y tisanas,
Hay drogas de diseño y perros adictos a las drogas en las aduanas.
Hay manos capaces de fabricar herramientas
Con las que se hacen máquinas para hacer ordenadores
Que a su vez diseñan máquinas que hacen herramientas
Para que las use la mano.
Hay escritas infinitas palabras:
Zen, gol, bang, rap, Dios, fin..."

Jorge Drexler, Mi guitarra y vos.


Friday, i'm in love

Si me enamoro de un país, que haya que viajar. Y que el mar me quede cerca.
Si me enamoro de la música, será de de ese blues de Guthrie, de esa guitarra que mata fascistas. Y que no paren los acordes.
Si me enamoro de un circo, me fijaré en el mago y no en el forzudo. Y que cada mañana saque de una chistera un ramo de flores.
Si me enamoro del arte, viviré en museos con cuadros en blanco. Y que no falten pinturas y pinceles.
Si me enamoro de la literatura, navegaré entre poesía. Y estará de timonel el Maestro y de capitán algún hispano, o un inglés que mande todas las noches a un Romeo para componer bajo la escotilla.
Y que sobren besos!
Y que sobren abrazos!
Y con dos corazones fuertes nos llega, que las medias naranjas siempre acaban en zumo.

Versos de hormigón

Era poeta. Componía ciudades. Bueno, quizás no ciudades completas, pero ayudaba a completarlas. Componía edificios, teatros, coliseos, a veces hasta puentes. Había estudiado arquitectura.Edinburgh, Scotland via -finguin-



Edimburgo, Escocia.

Tienes mal fondo




Eres de esos que dejarían arder Mississipi.

Jaque

Aún no se había levantado nadie, por lo que solo se escuchaban sus pantuflas arrastrándose por el parqué. Despierto pero sin saber muy bien si seguía soñando, entró en la cocina. Le dio al botón de la cafetera y un estruendo resonó por toda la casa, aquel era el despertador del resto de la familia. Comenzó a seguir la rutina y a moverse casi por inercia, sin ser consciente de la mitad de lo que hacía. Cogió una cuchara, el azúcar, el periódico y se sentó a la mesa.
Observó el tablero de ajedrez, que aún presentaba la jugada de la noche anterior, y comprobó que una vez más le había dejado ganar. Siempre lo hacía, tras cinco partidas (cuatro de ellas revanchas que el muchacho suplicaba), el padre, agotado, renunciaba a su orgullo por ver sonreír a su hijo.
Aquellas partidas eran algo más que un juego, estaban llenas de charlas repletas de consejos, de chistes malos, de confesiones a veces, de palmaditas en la espalda dando ánimos... Eran como el fin de día correcto, hacía merecer la pena haberse levantado aquella mañana y vivir la jornada.

Entre sorbo y sorbo de café ardiente irrumpió su padre en la cocina. A diferencia de cada mañana, ésta vez no llevaba el pijama puesto, se había puesto ya el traje para ir a la oficina. Se sirvió lo mínimo de café y lo bebió de un sólo trago. Cuando acabó dejó la taza en la mesa dando un fuerte golpe y despertando definitivamente al chico. Entonces miró el tablero y enfadado como nunca lo tiró de un manotazo derribando las pocas piezas que quedaban en pie. Salió dando pisotones y dio un portazo al salir.

Un inciso al día a día

Los años le pesaban, pero una ama de casa cuidaba el hogar pese a la lumbalgia. Daba vueltas por la cocina ,pavoneándose con sus bien entrados taitantos, mientras, secaba la copa vacía de vino. Llegó a la cabecera de la mesa y le hizo una carantoña al marido, éste continuó leyendo el periódico del día. De cara a la ventana levantó la copa hacia la luz comprobando el destello del cristal, cuando la posó sobre la mesa vio que algo brillaba también en la muñeca del hombre.
-¿Y esto? ¿De dónde sacaste esto?- dijo nerviosa cayéndosele el trapo al suelo. Era una pulsera fina y elegante. Estaba formada por un brazalete de plata y dos bolas doradas, una en cada extremo. Parecía de bastante valor, de joyerías caras. El escándalo venía por la última característica, y es que aquella joya era bastante femenina.- ¡Esto no es tuyo, Javier! ¿De dónde diablos lo sacaste?
-Me lo dio una mujer.
Dios mío, su marido la engañaba. El mundo se le vino abajo y la copa también. El hombre pegó un salto.
-¡María! ¿Pero qué coño haces?- Javier se levantó a recoger los cristales antes de que alguien pisara aquel estropicio.
-¿Que qué hago? ¡¿Que qué hago?!- María, angustiada, empezó a moverse y a dar saltos por la cocina.- ¡Me dices que me engañas! Además así, de ese modo, con sarna y con salero, ¡olé! como si fuese lo más normal en este mundo para ti. ¡Pues no lo es! ¿Cómo me haces esto? ¿Es que ya no sientes lo mismo por mí?¿Cuándo terminó nuestro amor, Javier?- Suspiró y se dejó caer de culo en el suelo frío, por suerte, ya sin cristales. Su marido se acercó riéndose y se sentó a su lado.- ¡¿De qué te ríes, maldito?!
-La mujer que me la dio fue Julia, la de la joyería de la plaza, se la compré. Es la que habías visto en el escaparate hará unos meses ¿te acuerdas?- María se ajustó las gafas y estiró el vestido.- Pensaba darte una sorpresa por tu cumpleaños...- interrumpiéndole, le sacó la pulsera. Se la puso, alzó la mano, la miró, la remiró y se cruzó de brazos.
-Es bonita.- murmuró.
-¿Es bonita? ¿Sólo eso? ¡¿Sabes lo que me costó?!
-Está muy mona, pero con el susto que me has dado se queda en bonita.
Javier sonrió y le dio un beso en la mejilla a su mujer. Alcanzó el bastón que había colgado del borde de la mesa y con él se ayudó a incorporarse, luego le echó una mano a María.
Entonces la rutina siguió. María acabó de fregar los platos y se fue a ver el programa de Ana Rosa. Javier siguió leyendo el periódico en la cocina.

El verano se derritió

¿Que por qué lo sé? Por que junio, julio y agosto fueron un cubito de hielo este año. Dando unos cuantos tumbos por Coruña durante el invierno, aportaremos el suficiente calor para construir los cimientos de los dieciocho. Este mes empezaréis a derretirme el verano.

Bucle

No entiendo lo que pasa entonces grito, grito porque me sale, grito porque lo necesito, grito hasta que las cuerdas vocales tiran pero no aflojan. Después espero a que se arregle todo con magia, sin contarlo, como siempre. Como siempre hay suerte. Aguantamos en armonía, aguantamos con la voz dulce, serena, bonita. Entonces no entiendo lo que pasa. Entonces grito, grito porque me sale...

W(here)?


Se descalzó y se quitó los calcetines rotos. Entre sus dedos notó las rocas echas trizas,erosionadas ya en arena. Dio un paso al frente con los ojos cerrados. Cuando el agua del lago heló sus pies, la piel de todo su cuerpo se erizó, apretó los párpados y esbozó una sonrisa apretando los dientes. Una vez acostumbrada a la temperatura abrió los ojos para encaminarse hacia una roca, no estaba muy lejos pero hubo tiempo de que algún pez naranja nadase alrededor de sus pies. Llegó a ella y se sentó, acurrucada, dejó caer la cabeza hacia atrás observando como el atardecer teñía de rosa el cielo. Alargó la sonrisa cavilando en susurrarle algo al bosque.
¿Qué coño hago aquí?

Vuelves a casa sin príncipe.

Bajo la tormenta, camino a casa, pisoteaba todos los charcos desahogando su rabia. En su cabeza retumbaba una voz dulce a la vez que cruel: Ve con cuidado que yo disparo siempre al corazón, hasta él mismo se lo había advertido. También embaucaban su mente los rostros de la familia que acababa de conocer, tres pequeños y una esposa joven, guapa, servicial... una persona totalmente opuesta a él.
Abrió el portalón de su casa y subió corriendo la cuesta. Una vez dentro se sirvió whisky en el vaso más grande que encontró para ahogar sus penas, mientras, se sentaba en su butacón. Fijando la mirada en una de las paredes del salón vacío, se servía a cada poco más alcohol, y a cada vaso más se enamoraba. 
Una vez borracho de amor, tiró la botella y el vaso por una de las ventanas y corrió escaleras arriba a trompicones. Cogió su maletín lleno de colores, metió un par de pinceles en un bolsillo y bajó de nuevo sin equilibrio las escaleras hasta el salón. Tiró al suelo todos los cuadros que había colgados en la pared que antes había contemplado y empezando por un fondo violeta, retrató a su ausente príncipe.

Teresa ausente.

Sing with me, sing for the years.

La gente de la cafetería miraba a mi cantante, al fin había conseguido a un famoso.
-¿Te han dicho ya cuándo saldrá el disco?
-Sí, en un mes estará en las tiendas, y tienes una entrevista a cerca de eso en una semana.
-¿Quién será?
-Un chico nuevo de la Rolling Stone. Dicen que tiene talento, un actor le rompió la nariz de un puñetazo.- Aquella fue una de las pocas sonrisas que le conseguí sacar.
Después de un par de cervezas pidió un whisky y subió a la habitación, fue la primera vez que lo hizo sin un pulpo o dos rodeándole. Mi habitación era la contigua. Aquella fue una de las pocas canciones que oí componer. 


Sing with me, if it's just for today. 
Maybe tomorrow the good Lord will take us away.

Los mayores héroes son desconocidos

Los mayores héroes son desconocidos. Pero estos se están haciendo un hueco en la historia.

Que voy a hacer, je suis perdu

Recuerdo un jeep, probablemente Toyota, lo recuerdo con la novedad de los cristales tintado. Era enorme, cabíamos allí los siete niños y un adulto para llevarnos a donde rogásemos. También era muy alto, me acuerdo de necesitar ayuda para subirme a los asientos de atrás y de que hubiese sido más fácil entrar por la puerta del maletero. 
Pues allí nos acomodamos bien, las dos niñas detrás por que no nos iba a interesar una conversación de niños de catorce años. A mí me interesó, me distraje con ella de la eternidad del trayecto. Fue nuestro chófer el que empezó a hablar de música, un grupo que se llamaba ''Los Rolin''. A los chicos les encantaba ese grupo, por que aquel adulto era nuestro ídolo a seguir (entre otras razones), de ahí que le implorasen estrenar el fantástico sistema de audio con disco suyo.
-No chicos, os voy a poner un disco que compré el otro día. A ver si os gusta ¿vale?


Se aparcó el jeep y el conductor bajó a hablar con nuestros respectivos padres. Miré por la ventanilla, aquel lugar era una maravilla. Detrás del coche había un faro, no muy grande, con la pintura deteriorada y una ventana rota. La puerta de acceso al faro estaba cerrada, no hubiésemos podido subir, pero sí ir por su derecha y explorar el resto del acantilado y ver el mar picado rompiendo en él.
profondo:

(by blaueturnschuhe)
-¿No bajan los niños?- se preguntaron entre sí. Luego asomó algún padre su cabeza por una de las puertas.- ¿No venís chicos?
Como ya he dicho aquello era una maravilla, y a ningún niño le gustan las maravillas, las maravillas eran aburris.
El mayor contestaba y luego nos miraban a las niñas para ver si al menos nosotras les acompañábamos. Aquello era aburri, así que no. Nos quedamos escuchando, por ejemplo, Manu Chao.

Me gusta la Coruña, me gustas tú...

The End

El dedo índice de Briony Tallis presionó el punto final en la máquina de escribir.
Con sumo cuidado y lentitud sacó la hoja de la máquina y, descansando la mirada en aquel final, una lágrima recorrió su mejilla. La secó con la manga antes de que cayera sobre el papel. Colocó la hoja encima de las demás y concluyó así su obra.
Aquella autobiografía con final feliz no era una evasión de la realidad, al menos ella no lo veía así. Había decidido publicar aquel ejemplar con el fin de darle a Cee y Robbin la oportunidad por la que lucharon y nunca llegaron a conseguir. Era un gesto amable después de todo el dolor causado. Tal vez buscaba así el perdón de sí misma, poder morir tranquila tras una vida plagada de arrepentimiento y guerra.


La señora Tallis se puso su falda nueva y una camisa azul. Se acercó al mueble del recibidor y sacó de una bombonera un bote de barbitúricos que metió en el bolso, junto a su obra. Calzó sus tacones de charol, descolgó el gabán del perchero y salió del apartamento, dirigiéndose a su última entrevista.


Atonement

Because the night belongs to lovers

Esta noche pertenece a los amantes.
A los amantes que encuentran el brillo de la luna en unos ojos pardos.
A los amantes que estudian en astronomía la distribución de los lunares de una espalda.
A los amantes que olvidan el tiempo y pueden experimentar una eternidad en lo que tarda un cometa en cruzar el cielo.
A los amantes de las supernovas en su corazón cuando éste late.
A los amantes que ya se han encariñado con una estrella y a los que aún deambulan por el espacio.

Because tonight there are two lovers.

8.9



Cuando las puertas del ascensor se abrieron, dio una última calada y tiró el cigarrillo al suelo. Lo apagó pisándolo con la punta de su pie derecho. Entró y tras pulsar el botón de la penúltima planta se giró y aflojándose el nudo de la corbata sonrió al botones que le miraba con asco por haber dejado aquella quemadura en la alfombra.
Se abrieron las puertas y en tres pasos se situó en frente de la barandilla. Se agarró a ella con las dos manos echándose levemente hacia atrás. Exhaló suavemente aire cerrando los ojos, luego recuperó el equilibrio.
Observó la vida nocturna desde aquellos cuarenta metros de altura. Prefería los sesenta, pero en aquella planta había menos muchedumbre. Además, para escapar de la rutina aquello le servía perfectamente.
Sacó los auriculares del bolsillo de la gabardina, los desenredó y los conectó. Sonó de forma aleatoria Don´t let me down. 
La barandilla comenzó a temblar. La sacudida aumentó e hizo que el muchacho cayera al suelo. Se levantó como pudo y se agarró a la barandilla, escuchó los gritos. Tanto de los turistas en las plantas superiores como  del gentío que paseaba por la ciudad.
Corrió como pudo al interior, donde encontró a una joven tirada en el suelo, observando a través de la cristalera las consecuencias del seísmo. Le tendió la mano ayudándola a incorporarse, y no la soltó, ya que por si sola no era capaz de mantenerse en pie.
Se derrumbó un edificio a lo lejos.
Una ola gigante comenzó a cubrir la costa.
La chica ya temblaba por si sola.
A los cinco minutos ya se habían tirado tres personas desde lo alto del edificio.

Dime que es falso que empeñaste el reloj de Raquel


Te cansaste de crecer, tus sueños ya tardaban demasiado en llegar y te metiste en un callejón si salida. Tú, el trapecista profesional  de andar por el agudísimo filo de esta inquieta vida, perdiste el equilibrio. El que ni fracasaba ni dejaba fracasar.

''No es asunto tuyo'' Me dirás y punto. Pero yo no llegaré a aceptar la idea de no poder ayudar.
¿Cómo te has dejado llevar de esa manera? 
Nunca volveré a ser testigo de un conductor suicida.
Pasaré ya de que no te fíe ni rafa el del pub, de que vendas chapas en ciertas esquinas y de que te conozcan en cada hospital.




Ahí la tienes, la última raya del sol





Tienes manos bonitas

Deja que los demás se deleiten con tu sonrisa perfectamente blanqueada rodeada de labios carnosos. Suéltate la melena y que la vejez envidie.
No dejes que nadie al pasar te mire a los ojos, tú siempre por encima del hombro, tú debes mandar.
Sin necesidad de talento o cultura, serás alcohol y fama... 
...la reina del pop.

Almost Famous

Ladeaba su cabeza de un lado a otro, moviendo a su vez la melena rizada y rubia. Descalza, sobre el escenario del concierto concluído, bailaba en un silencio. Clavándose las espinas de rosas arrojadas por  unas grupis.
Se arrodilló y comenzó a cantar con voz dulce
Penny Lane is in my ears and in my eyes...
Volviéndose me descubrió detrás de la batería, sorprendida. Luego se rió. 
A medida que me acercaba confirmaba mi teoría sobre los barbitúricos.
-Te sangran los pies.
Se levantó sin apenas equilibrio y la sujeté entre mis brazos.
-Eres demasiado tierno para el rock and roll.- me dijo sin fuerzas pero riéndose.
Difícilmente podía respirar ya. La acosté con cuidado en el suelo.
-Te quiero- le susurré.


Litros llenos de mierda

Todo iba bien, todo iba realmente bien. Daba miedo.
El timbre alegre y poco oportuno del teléfono interrumpió las risas embotelladas de la MTV.
Un mal augurio invadió sus pulmones, la situación pareció detenerse durante una milésima eterna.
Sí... ajám... te la paso. 
Intercambió el teléfono por el mando de la televisión y pulsó el botoncito rojo cuando su hermana mayor salió de la habitación. Agudizó el oído.
Encogida, pellizcaba fuertemente su pierna, asegurando la realidad. Aquello tenía que ser falso.
Con un gesto brusco se escondió bajo la manta de colores.
Tras una explicación calmada, advirtió que sólo se trataba de puro capitalismo.