W(here)?


Se descalzó y se quitó los calcetines rotos. Entre sus dedos notó las rocas echas trizas,erosionadas ya en arena. Dio un paso al frente con los ojos cerrados. Cuando el agua del lago heló sus pies, la piel de todo su cuerpo se erizó, apretó los párpados y esbozó una sonrisa apretando los dientes. Una vez acostumbrada a la temperatura abrió los ojos para encaminarse hacia una roca, no estaba muy lejos pero hubo tiempo de que algún pez naranja nadase alrededor de sus pies. Llegó a ella y se sentó, acurrucada, dejó caer la cabeza hacia atrás observando como el atardecer teñía de rosa el cielo. Alargó la sonrisa cavilando en susurrarle algo al bosque.
¿Qué coño hago aquí?

Vuelves a casa sin príncipe.

Bajo la tormenta, camino a casa, pisoteaba todos los charcos desahogando su rabia. En su cabeza retumbaba una voz dulce a la vez que cruel: Ve con cuidado que yo disparo siempre al corazón, hasta él mismo se lo había advertido. También embaucaban su mente los rostros de la familia que acababa de conocer, tres pequeños y una esposa joven, guapa, servicial... una persona totalmente opuesta a él.
Abrió el portalón de su casa y subió corriendo la cuesta. Una vez dentro se sirvió whisky en el vaso más grande que encontró para ahogar sus penas, mientras, se sentaba en su butacón. Fijando la mirada en una de las paredes del salón vacío, se servía a cada poco más alcohol, y a cada vaso más se enamoraba. 
Una vez borracho de amor, tiró la botella y el vaso por una de las ventanas y corrió escaleras arriba a trompicones. Cogió su maletín lleno de colores, metió un par de pinceles en un bolsillo y bajó de nuevo sin equilibrio las escaleras hasta el salón. Tiró al suelo todos los cuadros que había colgados en la pared que antes había contemplado y empezando por un fondo violeta, retrató a su ausente príncipe.

Teresa ausente.