
Se incorporó y se giró a coger una toalla para secarse la cara, luego se giró hacia la puerta dónde aún estaba yo petrificada. Se quitó la toalla de la cara y ví sus ojos grises, me fijé en ellos y ví que alrededor de la pupila había un montón de pintitas lilas, nunca antes había visto eso. Tenía el pelo castaño claro, corto y alborotado, y una barba de unos tres días.
Me sonrío amablemente con unos dientes perfectos para decir con una voz dulce:-Perdona, pero… estos son los aseos de caballeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario