Mañanera

Cualquiera que se metiera esta mañana en mi mente Dios sabe qué pensaría, tal vez ''qué guay se cree, se piensa que está metida en una película y que todo gira en torno a ella''. Puede que sí, de esas historias que tienen final feliz, que pasan malos ratos (pero que muy malos), fracasan, incluso a veces están al borde de la muerte, pero el final feliz existe. A lo mejor me dió por pensar así porque me parece la manera más adecuada, la manera más adecuada para salir adelante o porque siento que así hay algún objetivo en todo esto, aunque sea el simple hecho de averiguar que pasará al día siguiente.
El caso es que todo esto me hizo darme cuenta de todos los detalles, hasta de los más pequeños. Me llevó a observar, a fijarme en absolutamente todo: el ruido de la plancha, el dolor de mis encías por el cambio de temperatura con la leche de la nevera, la voz cansada de mi madre acabada de despertarse en el piso de arriba, los grumitos del cola cao flotando que serían abordados por mi cuchara, las galletas magulladas recorriendo mi esófago y que la madre de Phineas y Ferb salió en sus años mozos con Doofenshmirtz. Y a valorar todo esto, a valorar que bajen a la cocina a gritarme con acento venezolano ''¡Buenos días chuchi!'' sonriéndome dándome cuénta de que importo, subiéndoseme la autoestima de una manera bestial.
Me sentí cómo una idiota. Me sentí feliz.

1 comentario:

La mala de la película dijo...

Hay muchas formas de que te suba la autoestima, pero desde luego que una de ellas son los buenos dias de Marisol :)