Monroe

Había ingresado en aquel lugar por su propia voluntad y sabía que se enfrentaba a meses encerrada allí, pero nadie le dijo que tenía que aguantar las miradas de todos aquellos médicos a través de la pequeña ventanita de la puerta.
Se hallaba sentada en la única silla que había en esa habitación minúscula, con la cabeza baja, dejando que la gravedad actuase sobre su pelo rubio corto y brillante, escuchando los murmuros y susurros de las personas que se encontraban tras la puerta. Elevó la cabeza suavemente creando así un silencio aterrador. Tras su pelo destacaban sus labios pintados de un rojo intenso y sus ojos oscuros que se clavaban sobre los rostros de médicos, perodistas y demás cotillas. Sonrió y sus manos de uñas rojas se desplazaron de detrás de la silla a encimade sus piernas.
¿Ahora les doy miedo? Porque hace un rato si no me equivoco se reían de mí ¿o no? - se puso en pie y comenzó a caminar hacia la puerta lentamente- O tal vez no se reían y.. y simplemente sonreían. ¿Es así señores? ¿Su felicidad es proporcional a las desgracias de los demás? - La gente estaba anonadada ante el habla de aquella mujer que no había emitido ningún sonido durante tres días.- Ah no... cierto, lo que quieren es una exclusiva ¿verdad? Quieren un titular en portada ''Marilyn la loca'', sólo les importa su vida y nada más ¿verdad?- esta última vez había alzado un poco más el tono de voz- ¡Respóndanme maldita sea! - se abalanzó sobre la puerta y la gente se apartó de ella asustada- ¡Creen que estoy loca! ¡Es más: ustedes quieren que yo esté loca! ¡Es eso lo que quieren! ¡¿O prefieren un suicidio repentino?! ¡¿Eh?! ¡¿Lo prefieren?! - se acercó aceleradamente hasta el espejo y lo rompió de un puñetazo, se agachó y cogió del suelo un pedazo que había caído. Lo acercó a su muñeca.

2 comentarios:

La mala de la película dijo...

Suicidio. Vaya.

Carmen dijo...

De hecho, se suicidó más tarde jajaja