Déjalo

El golpe fue seco. Seco y con una fuerza brutal. El otro boxeador cayó al suelo, inconsciente. Se supone que debería concluír el combate y nombrar al ganador, pero la humanidad de las personas no se lo permitió.
Jhon se arrodilló ante su contricante y le golpeó suacemente la cara con su guante comprobando que no reaccionaba.
El público murmuraba y algún familiar cercano soltó un grito desgarrado que hizo a Jhon girar la cabeza.
Las ambulancias ahogaron los cuchicheos con sus sirenas. El campeón se levantó y permaneció inmóvil incluso cuándo su entrenador le puso una bata sobre los hombros.


Tras recordar, Jhon se limitó a decir:
-So I stopped boxing.
-Like in movies.- respondí alegre a mi profesor de inglés.
Sus ojos se burlaron de los recuerdos prohibiendo escapar a las lágrimas.

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