Pongamos que hablo de Madrid

Saliendo de las afueras, entrando en la ciudad, nos llegaba la oscuridad. Nos envolvió una nube, no negra, sino marrón. Y por un momento, hasta yo me sentí en obras.

1 comentario:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Muy bueno, Carmen.

Si aceptas una sugerencia, ciudad y oscuridad resultan muy cacofónicos al estar tan cerca.

¿Que tal si en vez de "nos llegaba la oscuridad" juegas con "falta de luz" o "tinirblas"?

Por lo demás, el micro es formidable.

Un saludo.