Saludos y avisos

Al fin de vuelta, con una sonrisa y menos nervios. O con más, por la euforia que las vacaciones causan.
¡Cómo se echa de menos escribir! Tan prescindible, tan innecesario, tan fácil que parece y sin embargo, aporta una sensación única. Aviso a navegantes: ése hobby o hábito tan necesario se pierde en segundo de bachiller. Al menos a partir de semana santa. Acabas vomitando tantas palabras en comentarios críticos e históricos, que ya solo te queda bilis para escupir en el blog o en el cuaderno y piensas "pa qué", ya se molestará a la Red con 140 caracteres en Twitter.
Qué agobio segundo, qué llorera, qué rabia y cuántos suspensos. Hay que saber llevarlo. Si bien a uno no le da tiempo a desahogarse en Dieguitos y Mafaldas, siempre existirán otros con tiempo para los demás. Aunque no ofrezcan un hombro en el que llorar, ofrecerán un bocata, una sonrisa o una porción de pizza.
Ha sido un año agotador, pero con su recompensa, con su Mallorca. Mucho se aprende en un curso así, y no solamente de profesores. Hubo baches, altibajos. Y puedo decir con gran orgullo que se consiguen superar todos. Fue un curso de estudiar, de encerrarse a estudiar más bien, y la consecuencia no es otra que aprender a levantarse solo, a llorar durante un buen rato para luego dar otro paso más hacia delante. Ante todo, nunca lo olvidaré. 
Después de este desahogo y de esta advertencia, tengo la esperanza de que la autoescuela u otros  martirios no me quiten tiempo de escribir más entradas que, espero, sean más entretenidas (o legibles, ya puestos).

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