Me lo volví a encontrar

Allí estaba de nuevo, amodorrado en la rama de un árbol, con los ojos prácticamente cerrados.
Decidí seguir caminando antes de que se volviera a meter conmigo, pero, nada más dar un primer paso, rompí una ramita. Aquello hizo ruido, ¿cuánto ruído hace una ramita al romperse? poco, ¿verdad? Pues esta vez provocó un estruendo.
-Waaaaaaaaaah- en efecto, despertó- ¡¿Quién ha…?! – posó sus ojos sobre mí- Aaahh, ha sido la niñata- Me repasó de arriba abajo, y luego de abajo a arriba acabando en mi cara- Mpfff.. jajajajajajaja- comenzó a reírse.
Reía, reía y reía. No paraba de reír. Tal vez no se reía de mí, igual se había acordado de uno de los chistes del sombrerero.
-¿Porqué te ríes de mí?
-¿De ti?
-Sí.
-No me rio de ti.
-Entonces ¿de qué te ríes?
- A veces no hacen falta razones para reír y te hace sentir bien.
Y, simplemente, se esfumó.

1 comentario:

Beatriz dijo...

Mil palabras a partir de una imagen, me gusta. Mucho :)